Como ya sabréis quienes me seguís, las pequeñas recetas mágicas que doy son fáciles de realizar. Nada tienen que ver con esos complejos rituales que a veces nos encontramos y para los que se
necesitan velas de colores, plantas, aceites, elegir el día de la semana, etc.. No es porque yo no crea en ellos o quiera quitarles importancia, si no porque pretendo que quien quiera pueda hacer
de la magia algo cotidiano y pueda incorporarla en su día a día. Ahora bien, me preguntaréis si el simple hecho de comer una granada, por ejemplo, es ya algo mágico en sí, pues en tal caso todo
el que hace ese simple gesto se beneficiaría sin saberlo de sus propiedades mágicas. Pues no es así, la diferencia entre un acto cotidiano y el convertirlo en algo mágico es la "intención".
Volviendo al ejemplo de la granada, cuando la comemos por comerla nos beneficiamos de ella como alimento, pero si añadimos una intención mágica, es cuando tendrá el efecto deseado.
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